Salud Mental 2015;

ISSN: 0185-3325

DOI: 10.17711/SM.0185-3325.2015.056

Recibido primera versión: 25 de junio de 2014. Segunda versión: 26 de mayo de 2015. Aceptado: 19 de octubre de 2015.

El consumo de inhalables en las prácticas de socialidad de dos grupos de estudiantes de secundarias públicas

Leticia Vega 1 , Rafael Gutiérrez 1 , Eva Ma. Rodríguez 1 , Patricia Fuentes de Iturbe 1


1 Dirección de investigaciones Epidemiológicas y Psicosociales, Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.

Correspondencia: Mtro. Rafael Gutiérrez. Dirección de Investigaciones Epidemiológicas y Psicosociales, INPRFM. Calz. México-Xochimilco 101, San Lorenzo Huipulco, Tlalpan, 14370, México, DF. Tel: (55) 4160 - 5149. E-mail: gutzbej@imp.edu.mx


Abstract

Introduction. Inhalant use among various populations in Mexico occurs within the context of its legality, inadequate health regulation and supervision of its production and sales, high availability and low cost, combined with the pleasurable effects of inhaling, which vary according to the context and users.

Objective. This paper describes the social practices involved in the co-construction of inhalant use contexts of two groups of Mexican middle school students and their reported effects.

Method. Photo elicitation methodology was used, with two videotapes produced by students on school sociality practices where inhalants we are used and then analyzed in discussion groups.

Results. The theoretical categorization of the data was performed using Atlas.ti software. It was found that although the students inhaled toluene, only one of the students experienced dizziness and headaches, while another classmate felt sleepy. The other video was different; students got high, experiencing euphoria, emotional disinhibition and hallucinations. Dizziness, pain and drowsiness seem largely determined by toluene and alcohol use, whereas the different effects appear to be caused by the sociality of the contexts of inhalant use, students’ subjectivity and their length of consumption.

Discussion and conclusion. It is argued that students enjoy inhalant use because getting high reinforces their sociality. The article concludes that inhalant use should be discouraged by incorporating the agency and subjectivity of youth, without neglecting the macro-social factors involved in the production, marketing and regulation of inhalants.

Key words: Sociality, inhalants, hallucinations, teenage students.

Resumen

Introducción. La extensión del consumo de inhalables hacia distintas poblaciones de México ocurre en el macrocontexto de la legalidad y la deficiente regulación sanitaria y policial de dichas sustancias, así como su gran disponibilidad y bajo costo, en combinación con los efectos placenteros de su inhalación, los cuales varían según el contexto y los usuarios.

Objetivo. Aquí se describen las prácticas de coconstrucción de los contextos de consumo de inhalables. También, los efectos de éstos en dos grupos de estudiantes mexicanos de educación secundaria.

Método. Se utilizó la metodología de la photo elicitation, analizando, en grupos de discusión, dos videograbaciones producidas por los mismos estudiantes, en las que consumen inhalables.

Resultados. Se realizó la categorización teórica de los datos con el software Atlas.ti. Se encontró que, a pesar de que los estudiantes inhalan tolueno, sólo una de las estudiantes experimentó mareo y dolor de cabeza, en tanto que otra compañera se sintió somnolienta. Sin embargo, el segundo video muestra que los estudiantes experimentaron la prendidez (euforia, desinhibición afectiva) y alucinaciones. El mareo, el dolor y la somnolencia parecen determinados mayormente por el consumo de tolueno y alcohol, pero los efectos disímiles, por la socialidad de los contextos de consumo del inhalable, la subjetivación de los estudiantes y su veteranía en el consumo.

Discusión y conclusión. Se discute que los estudiantes prefieren el consumo de inhalables porque la “prendidez” fortalece su socialidad. Se concluye que conviene desalentar el consumo de inhalables incorporando la agencia y la subjetivación juvenil, sin desatender los factores macrosociales de la producción, comercialización y regulación de los inhalables.

Palabras clave: Socialidad, inhalables, alucinaciones, adolescentes, estudiantes.




Introducción

Los inhalables son las sustancias de inicio más temprano y más prevalentes hasta los 15 años de edad en México.1 Hasta la década de 1970, el consumo de inhalables parecía circunscrito a determinadas poblaciones marginadas de los ambientes urbanos. Sin embargo, en las siguientes décadas se reporta su uso en ciertos estudiantes de educación media y media superior de todos los niveles sociales del país.2,3 Actualmente, el fenómeno aparece en algunos adultos y adultos mayores trabajadores de la economía informal y formal, así como en algunos miembros de ciertos poblados rurales e indígenas.4

El consumo de inhalables se extiende gracias al macro contexto de la legalidad de la producción y la comercialización de sustancias tóxicas, elaboradas para usos laboral y doméstico, pero también a la amplia disponibilidad y al bajo costo de las mismas, la negligencia de los comercializadores, así como a las deficiencias de la regulación sanitaria y la vigilancia judicial sobre su distribución y venta. A nivel micro social, el fenómeno es influido por los efectos placenteros de la inhalación,5-8 los cuales varían según la sustancia consumida, el contexto de consumo, las características de los usuarios y la correlación de fuerzas entre estos tres elementos.5 Como ejemplo de lo anterior, en el cuadro 1 aparecen los efectos reportados por un hombre adulto, investigador de ciencias sociales, y aquellos que experimentan los jóvenes de ambientes marginados, entrevistados por dicho investigador. Se advierte que, independientemente de la escolarización o del lugar de inhalación, ambos tipos de usuarios experimentan efectos similares. Parece ser que esas experiencias están determinadas en mayor grado por las características de la sustancia consumida. También se observa que el investigador y sus entrevistados tienen experiencias diferentes a pesar de haber consumido la misma sustancia, lo cual podría ser influido por las características de los usuarios y el contexto de consumo.

Diferencias y similitudes entre los efectos del consumo de inhalables en dos tipos de usuarios
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Aquí, se conciben los contextos del consumo y las características de los usuarios conforme a la propuesta conceptual de Shwader,9 en la cual los contextos son co-construcciones sociales momentáneas que, al ser creadas en las relaciones sociales de los individuos, también influyen en sus creadores. Desde este enfoque, los usuarios de inhalables hacen el ambiente que, a su vez, influye en su estado de ánimo, en los modos, en las cantidades consumidas y en las alucinaciones experimentadas, entre otros. Esta concepción de co-construcción implica asumir que la agencia y los procesos de subjetivación caracterizan a los usuarios. La agencia10 se refiere a la capacidad de los usuarios para crear y transformar los contextos de consumo; es decir, de apropiarse de las sustancias disponibles, de los discursos y de las prácticas de la inhalación, confiriéndoles determinados significados personales y colectivos. Por otro lado, la subjetivación alude al proceso de individuación psicológica y sociocultural que permite a los usuarios el distanciamiento respecto a las normas y los valores, el desarrollo de gustos, intereses y capacidades propias. También, la reflexión y la toma de decisiones con respecto al uso de sustancias a partir de marcos morales interiorizados o apropiados, los cuales pueden alentar, limitar o rechazar el consumo.11

Método

Se reporta una investigación cuyo objetivo es describir las prácticas sociales de co-construcción de los contextos de consumo de inhalables en dos grupos de estudiantes mexicanos de educación media básica, así como los efectos de las sustancias consumidas en ambos casos. La noción de socialidad de Maffesoli12 sirvió para seleccionar las prácticas generadoras de los contextos de consumo. Esta concepción es una síntesis de la noción nietzscheana de los excesos festivos dionisiacos, del predominio de la estética sobre la ética, y del concepto de sociabilidad de Simmel,13 el cual alude a las relaciones sociales basadas en el gusto de la unión con los otros, así como al aspecto lúdico de estar juntos. Algunas investigaciones mexicanas de la educación14,15 y de la juventud16,17 han descrito las socialidades de los grupos de estudiantes de bachillerato, la de los grupos que animan a los equipos de futbol profesional y la de los comités estudiantiles que organizan novatadas, fiestas y marchas carnavalescas. En cualquier caso, los jóvenes comparten gustos, sentido de la estética y experimentan colectivamente sensaciones placenteras, incluida la ingesta excesiva de alcohol.14,15,16,17

Con base en la noción de socialidad, se definió la unidad de descripción y análisis como toda práctica colectiva de estudiantes de secundaria ocurrida en ausencia de las autoridades escolares, donde las interacciones sociales son afectivas, lúdicas y se usan sustancias. Con base en esta definición, se seleccionó un conjunto de siete prácticas de socialidad video-grabadas por algunos de los estudiantes de segundo grado escolar; los estudiantes hablaron de dichos videos en grupos de discusión, dirigidos por los autores de este documento, para un proyecto de investigación sobre usos juveniles de las nuevas tecnologías.18 En los videos aparecen algunos estudiantes consumiendo tabaco y, en ciertos momentos, alcohol; incluso se identificaron dos videos de estudiantes usando inhalables. Estos últimos incluyen escenas de un día de pinta (no entrar o salirse de la escuela para pasear y divertirse con otros) entre las que aparece una fiesta en la que algunos inhalan tolueno y consumen alcohol (duración siete minutos 49 segundos). El otro video muestra a algunos estudiantes despintando pupitres, divirtiéndose e inhalando tolueno. En ambos videos aparecen siete hombres y cinco mujeres de 13 años y siete meses de edad en promedio.

Participantes

Un año después de haber discutido los siete videos con los estudiantes, sus participantes fueron invitados a grupos de discusión. En el cuadro 2 aparecen las principales características de los 12 estudiantes participantes en estos grupos.

Principales características de los escolares participantes en los grupos de discusión
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Los tres hombres y las dos mujeres del video de la pinta reciben los pseudónimos de Javier, Alicia, Zoyla, Mario y Arturo. Viven en unidades habitacionales de Naucalpan (Estado de México), sus padres son obreros, choferes y/o comerciantes ambulantes, quienes tienen baja escolaridad; varios de ellos no cuentan con la primaria terminada. Los participantes del video sobre la despintada de bancas (quitar con solvente la pintura de pupitres), tres mujeres y cuatro hombres, aparecen con los pseudónimos de Roberto, Juan, Andrés, Beto, Celia, Ana y Susana; viven en unidades habitacionales del municipio de Ecatepec (Estado de México) e igualmente sus padres son obreros o comerciantes, y varios no completaron la primaria.

Técnica

Para analizar los videos se siguió la metodología visual o photo elicitation,19,20,21,22 en tanto que ha sido recomendada para estudiar el consumo juvenil y adulto de distintas sustancias,23,24,25,26 ya que motiva el diálogo y suscita reacciones emotivas, sentimientos o recuerdos que difícilmente se producen en una entrevista tradicional,20,21 además favorece el involucramiento y la reflexividad de los entrevistados. Esta metodología propone usar imágenes dibujadas, fotográficas, cinematográficas y video-grabadas para ser interpretadas por sus creadores, actores, testigos y por otros que sean de interés para la investigación en entrevistas en profundidad y/o grupos de discusión que buscan explorar los significados de las imágenes, lo que ocurre en éstas y lo que no se ve en las mismas.19

Se realizaron cuatro grupos de discusión con los estudiantes del video de la pinta y cuatro con los participantes de la despintada de bancas, conforme a la propuesta de Krueger.27 Es decir, como conversaciones planeadas para conseguir información sobre socialidad y efectos de los inhalables en un ambiente permisivo, no directivo, organizado y guiado por un moderador para facilitar la influencia mutua entre los participantes, haciendo que éstos respondan a las ideas y a los comentarios que surgen en la discusión.

Procedimiento

Se siguió el mismo procedimiento en todos los grupos de discusión. Primero se pidió permiso a las autoridades para invitar a los escolares que aparecen en los videos a los grupos de discusión sobre las experiencias con las sustancias, garantizándoles confidencialidad y anonimato. Los escolares ya habían sido sancionados y su permanencia en ambas escuelas estaba condicionada a que asistieran a tratamiento anti-toxicológico. Una vez autorizada la solicitud, los estudiantes fueron invitados personalmente por los autores, a quienes ya conocían de grupos de discusión anteriores; quizás por esas experiencias aceptaron participar. Posteriormente, los estudiantes ocuparon un salón de clases alejado de las oficinas de las autoridades escolares y de otras aulas.

A los participantes se les explicaron las reglas bajo las cuales discutirían entre sí (no insultar a los demás, referirse a los participantes usando pronombres y esperar turnos para hablar) y se informó que la reunión estaría moderada por un investigador. Este último guiaría la discusión planteando preguntas, improvisando interrogantes sobre lo dicho por los participantes y alentando la interacción verbal entre ellos. También se les pidió permiso para grabar el audio de la sesión y se destacó que podía suspenderse la sesión cuando lo desearan. Finalmente, se les comentó que la reunión duraría de 60 a 90 minutos y que podían retirarse cuando lo desearan. Después se les pidió que observaran el video donde participaban (éste se proyectaba en una pantalla de 39 pulgadas), luego se pedía opinar y comentar sobre la pregunta: “¿qué piensan de lo que aparece en el video?” Cuando terminaban de hacer sus comentarios, se les preguntaba si estaban de acuerdo o no, lo cual generaba el diálogo y una rica discusión grupal, gracias a la cual los participantes expresaban sus experiencias, sus perspectivas, sus emociones y sus creencias, sobre los sucesos e imágenes en el video. Algunas veces los participantes coincidían y otras disentían entre sí. En los siguientes grupos focales se indagó específicamente sobre sus prácticas de socialidad, los efectos experimentados y sus opiniones sobre las interpretaciones de los investigadores.

Consideraciones éticas

Tanto a cada uno de los estudiantes, como a sus respectivos padres, se les extendió una carta en la que se les solicitaba su consentimiento voluntario, garantizándoles confidencialidad y anonimato para participar en cada uno de los grupos de discusión. Se les explicaron los objetivos, en qué consistían esos grupos de discusión, dónde se efectuarían y cuánto durarían. A todos se les ofreció apoyo psicológico y pedagógico por parte del DIF del Estado de México. Todas las cartas fueron firmadas por los estudiantes y sus padres, autorizando su participación voluntaria.

En la toma de datos, sólo estuvieron presentes los investigadores y los estudiantes, sin llamarse entre sí por su nombre real. Las transcripciones de las audiograbaciones fueron realizadas por personas ajenas a la investigación y revisadas por el responsable del proyecto. Además, las transcripciones, junto con los videos y audios, fueron archivadas en una computadora, asignándoseles códigos numéricos no vinculados con nombres o escuelas. El investigador responsable del proyecto fue el único que tuvo acceso a la clave de dicha computadora.

Resultados

Toda la información obtenida fue digitalizada y reunida como documentos primarios en una sola unidad hermenéutica del software Atlas.ti V 7. Esto incluyó los dos videos de consumo de inhalables, las audiograbaciones y las transcripciones de los grupos de discusión, las notas de campo, así como las interpretaciones de los investigadores. Aunque el Atlas.ti está diseñado para crear conocimientos de manera inductiva, conforme a la 28 ésta se siguió parcialmente, ya que aquí la categorización fue deductiva e inductiva (cuadro 3), estando a cargo de dos investigadores, quienes de manera independiente y luego conjunta categorizaron los documentos primarios. Ambos categorizaron deductivamente, asignando las citas seleccionadas de las transcripciones a conceptos de otras teorías; sin embargo, también categorizaron inductivamente, haciendo la codificación abierta, la codificación axial y la codificación selectiva, la construcción de memos y de redes de significados; todo ello, conforme al método de comparación constante.28

Ejemplos de definición de categorías deductivas e inductivas utilizadas en el proceso de categorización
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En la codificación abierta, se identificaron las temáticas principales y se asignaron etiquetas o códigos para agrupar otras temáticas (en este caso citas o fragmentos de texto) que refieren a un mismo fenómeno o que comparten algunas propiedades. En el cuadro 3 se observan algunos de los códigos usados; están agrupados en deductivos e inductivos. Los primeros (agencia o socialidad) fueron usados para agrupar las citas seleccionadas. Los códigos inductivos, como la pinta o monear,a se derivaron de los significados de las citas seleccionadas de los documentos primarios.

En la codificación axial se identificaron relaciones entre los mismos códigos (por ejemplo, el código A causa el código B; el código A contradice al código B, etcétera); además, se siguió el procedimiento de la codificación selectiva, escribiendo memos (anotaciones) y elaborando diagramas o redes de significados hasta obtener varias categorías centrales.

Una vez categorizados todos los documentos primarios, se encontró que algunas categorías, por ejemplo, la prendidez (euforia, desinhibición afectiva producidas por la inhalación) necesitaban fragmentarse en nuevas subcategorías, también, que otras categorías no se habían desarrollado por completo (por ejemplo, la pinta y la despintada de bancas), y que otras esperadas (alucinaciones) no habían surgido. Por ello, se realizaron otros tres grupos de discusión con los mismos estudiantes en cada escuela: uno para describir detalladamente las prácticas de socialidad, otro para profundizar sobre los efectos de los inhalables, y el último para conocer el punto de vista de los estudiantes acerca del esquema de significado de los autores del presente documento sobre lo dicho en los grupos de discusión (figura 1). La información obtenida resultó relevante para fragmentar y desarrollar categorías, así como para ajustar algunas relaciones entre éstas.

Ejemplo de significados de socialidad escolar y efectos del consumo de inhalables en diferentes contextos.
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Para determinar la saturación de las categorías obtenidas,29 otro investigador aplicó el sistema de categorización a dos fuentes: a) tres entrevistas realizadas en otro proyecto30 a jóvenes insertos en el trabajo sexual, que habían usado inhalables cuando eran estudiantes y b) las citas de testimonios de jóvenes usuarios, publicadas en tres reportes sobre los efectos de los inhalables.5,7,8 En ambas fuentes, el análisis ya no encontró categorías nuevas (significados diferentes); incluso, varias citas de usuarios encajaron fácilmente dentro del esquema de categorías obtenido.

La pinta

Una práctica muy gustada por los estudiantes de secundaria es irse “de pinta”; es decir, no entrar o abandonar el plantel escolar para pasear y divertirse con otros(as) compañeros(as) en distintos espacios públicos o privados. Algunos muchachos dijeron que acordaban pasear en parques públicos, en plazas comerciales o ir a la casa de un(a) compañero(a) cuyos padres estuvieran ausentes. Algunos incluso dijeron que contaban con el consentimiento de sus padres. Según ellos, durante las pintas platicaban, bailaban, fumaban, echaban relajo (bromeaban) y a veces consumían bebidas alcohólicas.

En el video en cuestión aparecen dos muchachas y un muchacho, aunque hay otros dos compañeros que no aparecen en las tomas; todos ellos se habían ido de pinta y videograbaron lo que hicieron. En las imágenes, destaca su participación en una fiesta. En el video se puede observar que los participantes saltan la barda de la escuela, pasean por un parque cercano que cuenta con una fuente y algunas canchas deportivas; juguetean entre ellos y bromean acerca de los maestros; caminan abrazados y se mojan en la fuente.

En el grupo de discusión, los estudiantes comentaron que dejaron de grabar al encontrarse con una mujer conocida de mayor edad, quien los invitó a una fiesta. Después, en el video, los estudiantes aparecen caminando por una calle, se escucha música que parecía provenir de una casa con lonas en el patio. Posteriormente aparecen en la calle otros jóvenes vestidos con uniforme de secundaria. Al final se muestran escenas de los muchachos en una fiesta.

Los participantes dijeron que había más estudiantes de su misma escuela, así como de otras haciendo fila; todos ellos esperaban entrar a la fiesta con la aprobación de cinco jóvenes adultos, quienes permanecían en la entrada. También dijeron que cuando llegaron a la fiesta notaron que era una especie de tardeada (fiesta por la tarde-noche). Los comentarios principales de los(as) tres alumnos(as) que se veían en el video, coincidían en que les resultaba emocionante entrar a su primera fiesta, sin papás y sin maestros, con muchachos de las secundarias y de otras escuelas del rumbo. Mencionan que al entrar les dieron gratis aguas locas (mezcla de distintos tipos de alcohol y sustancias azucaradas). También dijeron que había decenas de estudiantes dentro de la casa. En el video se observan tomas del interior de la vivienda, donde aparecen parejas de mujeres bailando eróticamente, mientras otros participantes conversan al oído. Según la discusión del grupo, los participantes que tomaron aguas locas se alegraron y participaron activamente en la fiesta, comenzando a bailar entre ellos. Comentan que entre pieza y pieza musical que cada quien bailó, cada uno bebió entre cuatro y cinco vasos de éstas.

En el grupo de discusión, los cinco participantes enfatizaron lo novedoso y sorpresivo que les resultó esta fiesta. Afirmaron que era la primera vez que se encontraban en el mismo lugar con estudiantes de la misma edad o mayores que ellos; algunos de bachillerato. También dijeron que el ambiente olía a mota (marihuana) y monas (trapo o papel impregnado de tolueno); uno de los muchachos, que no aparece en el video, dijo que a él le pareció que había cocaína en polvo. En el video sólo se ve que los muchachos beben aguas locas, mientras que otros fuman o inhalan una mona que era compartida por varios jóvenes que se movían al ritmo de la música; después les pasaron las monas a los demás participantes. Admitieron también que eran las primeras veces que inhalaban, aunque ya lo habían intentado en otras ocasiones. En el video se aprecia que algunos muchachos aceptan las monas, las llevan a su nariz y rápidamente las pasan a otros. En el grupo de discusión se comenta:

Javier, 14 años: “Sí, los tres nos las pusimos en la nariz, así la olimos unas veces y la pasamos” (mientras Zoyla y Alicia asienten con la cabeza).

Entrevistador: “¿Cuánto tiempo le hicieron a la mona?, ¿siempre por la nariz?”.

Alicia, 14 años: “Así, al principio, como tres, cuatro olidas por la nariz y ya la pasamos” (mientras Javier y Zoyla asienten con la cabeza).

Entrevistador: “¿Fue la primera vez que usaban la mona?

Alicia, 14 años: “…sí, la primera; bueno, antes le habíamos hecho, pero igual… fue a escondidas en la escuela. Alguien llevó y mojamos papel de baño y le hicimos varios en las escaleras. Como ya era de noche, no nos vieron, pero le hicimos rápido porque nos estábamos arriesgando a que nos descubrieran, y otra vez suspensión (expulsión escolar temporal)”.

De los tres informantes que salen en el video, Alicia es la que tiene más tiempo la mona en su mano, después se ve que su amigo Javier se la quita. Él dijo que pensó que ella iba a quedar inconsciente y que se veía somnolienta, además señaló que había visto que mientras ella moneaba, un extraño le dijo algo y le dio un beso. En el video también se observa que Zoyla se acerca a Alicia y después ella se va. Cuando se le preguntó a Zoyla, recordó que le avisó que se pusiera alerta, que otro la estaba besando; Alicia sólo dijo en el grupo que en todo ese momento se sentía mareada y le dolió la cabeza.

Javier y sus compañeras dan por hecho que en la fiesta probaron el inhalable; que esa primera vez experimentaron sus efectos. Cuando se les preguntó por qué no inhalaron más tiempo, comentaron que la fiesta era rara y había acoso sexual, por lo cual deseaban salir, pues temían que alguien quisiera propasarse con las mujeres. También expresaron que habían tenido miedo de consumir inhalables porque sabían que “dañaba el cerebro”.

Javier, 14 años: “Es que el pvc (tolueno) te madrea el cerebro; con el tiempo quedas idiota. Yo he visto chavos así, idos, no saben lo que hacen ni lo que dicen”. Mario y Arturo coincidieron con estos dichos, asintiendo con la cabeza.

Los informantes también hicieron reflexiones morales que les impidieron experimentar plenamente los efectos del consumo de inhalables. Los tres decían que en la escuela los percibirían como estudiantes “incumplidos”, “irresponsables”; que en lugar de estar en la escuela “engañaban a sus familias, se iban de fiesta con desconocidos a drogarse”, “a ponerse hasta atrás” (muy drogados), a perder la conciencia y el buen juicio “haciendo locura y media”, para posiblemente “terminar acostándose con cualquiera”.

Los tres participantes del video establecen consensos en cuanto a sus creencias sobre las distintas sustancias que probaron, los compromisos morales que su uso implica, y el ambiente “raro” de la fiesta. Los otros dos compañeros (Mario y Arturo) que iban con ellos, también coincidieron en que la fiesta tenía un ambiente pesado (peligroso), y que alguien se podía pasar de listo con los más jóvenes o con las chicas.

La despintada de bancas

En este segundo video aparecen dos secuencias de escenas. En una se notan varios escolares despintando bancas con thiner (tolueno) en un salón de clases; entre ellos, están los siete participantes del grupo de discusión, mientras un profesor da instrucciones de lo que tienen que hacer. Después se corta el video y luego aparece una escena de dos mujeres asomándose por la puerta del salón. En el video se escuchan gritos, risas y que algunos preguntan: “¿ya se fue?” Se interrumpe el video y luego aparecen imágenes de los escolares jugando y las niñas platicando. Finalmente, hay una serie de tomas de algunos participantes inhalando, abrazándose afectuosamente, bailando y riendo.

En el grupo de discusión, los participantes dijeron que aprovecharon que no había maestro. Uno de los informantes cuenta que días antes les habían avisado que despintarían las bancas del salón de clases y que el día de la despintada, otro había tomado una lata de pvc o activo (tolueno) de los trabajadores que ese día se encontraban en los baños de la escuela. Al respecto, en el grupo se comentó lo siguiente:

Andrés, 14 años: “Ese día, Juan llevó escondida una lata de activo y empezó a monear (inhalar de una bola de trapo/papel impregnado de sustancia inhalable) de cuando comenzamos a despintar las bancas (eso no aparece en el video); como ahí nos dejaron el thiner, pues los maestros pensaban que olía así por el thiner”.

Roberto, 14 años: “Después los maestros se fueron con los de segundo y ya los demás empezamos a monear con Juan. Yo antes no le había hecho, otros sí; nos pusimos bien relajientos (juguetones, bromistas), nos pusimos bien locos (alegría desbordada), después de eso ya no lo volví a hacer en la escuela porque me suspendieron”.

Las tres muchachas participantes, Ana, Celia y Susana, coincidieron al reportar que en esa ocasión ellas quisieron probar la mona que les invitaban sus amigos por el gusto de estar con ellos. En el grupo, Celia y Susana coincidieron también al señalar que después de asegurarse de que los maestros no estaban cerca, ellas cerraron la puerta del salón y que empezaron a jugar y a cotorrear (platicar); después tomaron la mona humedecida con activo que Beto —según ellas un muchacho con más experiencia en el consumo— les ofrecía amigablemente. Después de estar inhalando por la boca, como les decía Beto, dio inicio lo que la mayoría llamó “la prendidez”, mientras que Ana lo llamó “ponerse chidas” (contentas), “como en otro estado”.

En esta primera etapa de la “prendidez”, coinciden en que les agradó lo que empezaron a sentir. Roberto, otro de los participantes, dice que él no estaba inhalando, sólo estaba grabando con su celular. Después admitió que también inhaló con los demás y que incluso bailó los ritmos musicales de cumbiatón y reggaetón. Las participantes opinaron lo mismo, al señalar que sentían felicidad, deshinibición, seguridad y euforia. En el video, se nota a los participantes moneando, charlando, riendo, abrazando a los demás y bailando. Al respecto, consideraron que en ese momento sabían lo que les ocurría y estaban enterados de los temas que se hablaban, dónde estaban, qué música se escuchaba, etcétera.

En el video se ve que Juan, Beto, Andrés, Ana y Susana inhalan más tiempo que los demás hasta experimentar el alucine (alucinaciones) y se observa que los cinco escolares se aíslan de los demás. En el grupo, se dijo:

Andrés, 14 años: “te clavas (adentrarse) en tu alucine, es más individual, ya no te fijas lo que están haciendo los demás”.

Juan y Beto coincidieron al señalar que ya no tenían conciencia de lo que hacían los demás ni pensaban en sus responsabilidades escolares. Al respecto se dijo:

Ana, 14 años: “Si le pones duro (inhalar mucho) te saca de la realidad porque llegas a ver cosas que no existen realmente, que tú te las alucinas en tu mente o se cambian muy loco (desconcertante) las cosas que te quedas viendo. Yo me clavé mirando una cortina blanca que había en el salón donde estábamos dizque despintando y me clavé tanto que de repente esa cortina ya era como un oso blanco de peluche, lo tocaba y era suavecito. Todo se transforma: el espacio, el tamaño de las cosas que ves y todas las manipulas en tu alucine”.

Según Ana, este “alucine” terminó de manera más o menos súbita, dejándola con las ganas de continuar con el mismo. Ella usa las expresiones bajón y bajonear para referirse a esa sensación después del alucine, en la que hubo un estado muy parecido a los primeros instantes del despertar. Según ella, buscó repetir la experiencia placentera, pero al mismo tiempo comenzó a tomar conciencia de la situación.

En el video se observa que los informantes que se habían aislado, vuelven a acercarse a los demás; según los/as informantes, en ese momento habían vuelto a tomar conciencia de la realidad cotidiana; dijeron que comenzaron a darse cuenta de lo que ocurría a su alrededor, que su mona estaba seca y que necesitaban volver a mojarla de activo. También Andrés y Juan dijeron que comenzaron a preguntarse si habían hecho el ridículo, si habían regresado los maestros o si los había descubierto alguna autoridad escolar; al mismo tiempo, todos los participantes estuvieron de acuerdo en haber experimentado sensaciones de bienestar general, de plena felicidad, incluso reportaron una sensación de candidez. Al respecto, uno de los muchachos comenta:

Juan, 14 años: “En esos lapsos sentía mucho placer, me sentía feliz, inhalaba con una amiga y en esos lapsos como que jugábamos a ser novios. Nos gustábamos, era como un amor platónico, nos poníamos a inhalar como para jugar a eso, nos abrazábamos y hablábamos con ternura, nada de sexo… me sentía como un niño, ingenuo, una buena persona”.

Según ellos, “después de cada bajón”, volvían a hacerse “su mona” ante la oportunidad de volver a sentir lo mismo:

Beto, 14 años: “Cada alucine es una aventura diferente… te emocionas y te dan ansias de ver qué te espera en el siguiente alucine Es muy padre, yo me metía tanto que me sentía flotar, podía volar y descubrir cosas nuevas, sorprendentes en mi camino que recorría por el viaje (el alucine). Eso es lo chido (lo agradable) del activo, que sabes que en cada viaje te espera algo diferente, desconocido para ti, y eso te atrae… es una forma muy chida y emocionante de entretenerse, de pasar el tiempo; ya después sólo quieres usarlo para alucinar. Me emocionaba tanto cuando nos repartíamos de la lata, porque sabes que vas a alucinar, se me agitaba el corazón y me daban escalofríos”.

Los participantes del grupo coinciden en destacar que también sentían preocupación de ser descubiertos por autoridades y de que se enteraran sus familiares. Mencionan que es una preocupación que los mantenía en alerta, que no los dejaba disfrutar plenamente y que los hacía dudar de repetir la inhalación.

Discusión y conclusión

A pesar de inhalar las mismas sustancias, sólo uno de los estudiantes del video de la pinta experimentó la somnolencia, el mareo y el dolor de cabeza, mientras que los de la despintada de bancas experimentaron la “prendidez” (euforia, desinhibición afectiva) y las alucinaciones. En este caso, la somnolencia, el mareo y el dolor de cabeza parecen determinados en mayor grado por la combinación de tolueno inhalado y el consumo de alcohol; sin embargo, los efectos disímiles parecen mayormente influidos por las características de los contextos de consumo (socialidad) y de los estudiantes (había un usuario experimentado, que fue quien organizó el consumo).

En la pinta, los estudiantes participaron en una socialidad en la que se sentían inseguros, y en un proceso de subjetivación que restringió la inhalación profunda de tolueno; mientras que el contexto de la despintada de bancas fue totalmente co-construido a partir de la socialidad juvenil. Interactuando entre iguales y en ausencia del profesor, ellos hicieron el ambiente, el cual, a su vez, influyó en la organización del consumo a cargo del más experimentado de los estudiantes. Esto permitió la inhalación profunda y repetida de tolueno, así como experimentar las alucinaciones y sobre todo la prendidez, la cual intensificó el placer de estar juntos y de divertirse, es decir, la socialidad. Esta última siempre es acompañada por la subjetivación, la cual, por momentos, puede quedar suspendida al alucinar más tiempo y muy profundo (apartándose del mundo de la vigilia), aunque en el bajón siempre reaparece como reflexión y miedo al qué dirán, señalando, así, límites a los consumidores.

Estos resultados son relevantes porque identifican a la “prendidez” como uno de los efectos placenteros que animan a repetir la inhalación en consumidores experimentales, en tanto que fortalece su socialidad. También revela que la mera socialidad juvenil no produce por sí misma los contextos para el consumo placentero de inhalables. Para tal efecto, las prácticas de la socialidad se deben organizar y dirigir por el más experimentado en el consumo. Finalmente, señala que los procesos de subjetivación acompañan a la socialidad, pues a los estudiantes les gusta estar y divertirse juntos, pero también reflexionan, piensan en la información o en los discursos morales que les ayudan a limitar su comportamiento.

Estos resultados pueden ser útiles para desarrollar intervenciones comunitarias5 que incorporen los procesos de subjetivación, la agencia y la socialidad juvenil de los escolares, creando así los contextos apropiados que permitan asimilar y transmitir información que ayude a desalentar el consumo de sustancias entre los estudiantes. Estos esfuerzos deberían ser financiados y apoyados por la industria de los inhalables (productores, exportadores, comercializadores). Por ejemplo, la industria química podría buscar sustituir el tolueno por otras sustancias que no produzcan efectos psicotrópicos; mientras tanto, las escuelas deberían contar con algunos protocolos de seguridad al utilizar estas sustancias en sus instalaciones. Todo esto debería acompañarse de mejoras en el ejercicio de la regulación sanitaria y de la vigilancia judicial sobre la venta de tales sustancias en comercios establecidos, así como su distribución en la organización de eventos juveniles.

Financiamiento

Ninguno.

Conflictos de interés

Los autores declaran no tener conflicto de interés.

NOTAS

a.   La “mona” es una estopa empapada con inhalable.

REFERENCIAS

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