Estudio longitudinal de los potenciales evocados visuales en niños con diferente evaluación en una prueba de lectoescritura

Abstract

Se estudiaron los potenciales evocados visuales (PEVs) en 40 niños. Se dividieron en tres grupos de acuerdo a los resultados de una prueba de evaluación de la lectoescritura: con evaluación buena, regular y mala. En cada niño se efectuaron dos registros con un intervalo de 2.5 años con el objeto de conocer el comportamiento de las repuestas evocadas en cada grupo a lo largo del tiempo. En cada registro se utilizaron ocho derivaciones monopolares: C3, C4, P3, P4, O1, O2, T5 y T6 vs A1A2; y dos tipos diferentes de estímulos: la iluminación de una terminal de computadora y la presentación de un patrón en forma de tablero de ajedrez. Se obtuvieron los PEVs promedio a 100 estímulos, con un tiempo de análisis de 512 mseg. En cada PEV se calculó la potencia en 4 intervalos: 0-52, 52-100, 100-252 y 252-512 mseg, y el coeficiente de correlación entre los potenciales de áreas homólogas izquierdas y derechas para los mismos intervalos. La comparación entre el primero y el segundo registro se hizo por medio de la t de Student apareada. Tanto en los niños con evaluación buena como en los niños con evaluación mala, se observa una disminución de la potencia de los PEVs, lo cuál se interpretó como un signo de maduración. En los niños con evaluación regular la ausencia de cambios en la potencia entre el primero y el segundo registro se consideró como falla en la maduración cerebral. Los valores de los coeficientes de correlación se incrementaron en todos los grupos en el segundo registro, lo cual sugiere que valores más altos de este coeficiente están relacionados con la maduración cerebral. La comparación entre grupos se hizo mediante ANOVAs tanto como para el primero como para el segundo registro. Lo más sobresaliente fue que las variables que diferenciaron a los grupos fueron distintas en cada registro, indicando esto que las diferencias se presentan en función de la edad. En el primer registro los niños con evaluación buena se caracterizaron por tener mayor potencia en el PEV de la región temporal izquierda, que los niños con evaluación regular y mala; lo que se interpretó como una falla en el área del procesamiento del lenguaje en estos últimos dos grupos. En el segundo registro los niños con evaluación regular tuvieron mayor potencia de los PEVs en comparación con los niños con evaluación buena en derivaciones centrales, y mayor potencia que los niños con evaluación mala en áreas occipitales. Esto se explicó en base a que en los niños con evaluación regular no se había observado una disminución de la potencia, mientras que en los niños con evaluación buena y mala habían existido decrementos. En ambos registros los coeficientes de correlación de los PEVs fueron mayores para el grupo con buena evaluación y menores para el grupo con evaluación mala, indicando que este coeficiente mantiene una relación estrecha con un buen funcionamiento cerebral.